¡Oh mi dulce y buen Jesucristo!
gloriosísimo Salvador y Redentor mío,
grande es tu amor hacia nosotros,
grande es tu misericordia que nos acerca al Padre,
por ello te imploro escuches esta suplica
que con sencillez y confiadamente te hago:
te ruego que Tú, desde los más altos Cielos
puedas abrir tu Sacratísimo Corazón hacia mí
y seas mi refugio, mi amparo y protección.